miércoles, diciembre 19, 2007

Caída

Este noviembre fue demasiado frío para mi gusto, demasiado seco, demasiado usado; fue un noviembre repetido, desgastado, como un discurso antiguo y obsoleto, como una despedida reiterativa de ocre y humo. Esto se siente ahora tan bien, por fin un poco de silencio. Es como estar frente al mar, frente a la sonrisa mía una nochebuena en la tarde. Ahora todo está borroso, empañado por la neblina, las páginas y las madrugadas y los ceniceros rebozando como pequeños volcanes desgraciados. Es solo este delicado aire rosándome el cabello y el frío sudor de las manos.

A veces todos necesitamos que alguien nos diga que todo va a salir bien, no importa si es en un libro, una canción, en cualquier contexto. Las cosas siempre pasan, se van y solo les queda el surco hecho en la frente cansada, sudando; la almohada y la luz que se consume en la oscuridad del cuarto que solo te tiene a ti, solo a ti.

Silencio

Puntos suspensivos.

Me siento cómodo, casi familiar en esta posición. Y mi mente está liberándose de todo. Me quedan los desvelos y las pausas enormes luego de amar, las soledades acumuladas bajo el pecho en la cama; me quedan también las mentiras que creí y los abrazos que saboreamos, me quedan, me quedan allá, lejos, en el primer paso y se hacen chiquititos, cada vez más pequeños a la distancia. Estoy cómodo.

El aire en mi rostro...

La caída fue rápida, los veinte pisos se hicieron nada, cortesía de la gravedad, y el golpe contra el pavimento fue seco, casi olímpico.

2 comentarios:

Fa dijo...

noviembre no fue generoso aquí, tal vez tampoco allá. La buena noticia es que aún quedan días para que esto termine mejor de lo que fue.

Me agradan tus textos, ¿lo había comentado?

Saludos y Feliz no cumpleaños.

capitán pezuña dijo...

gracias por las palabras, veremos que nos trae el verano.