Te extrañé en silencio,
No en un rincón, sino en el sofá,
y sentado frente a la ventana,
ahí también te extrañé, calladito,
de cara a una luna que iba y venía.
Blanca la luna,
blanco también el recuerdo que te extraño,
porque, léeme bien, te extraño a ti
y además te extraño el recuerdo,
que es además, además.
–Un ave en el paraíso lleva tu nombre entre las alas
y a cada aleteo, arriba y abajo,
palmadas,
lo revela al viento,
lo deja hacerse trizas y expandirse,
llegar hasta a mí, como una idea intraducible
y un ansia de pronunciarte–
La luna, del otro lado de la ventana,
fría como mis codos,
detrás del vientre de la noche
y del aroma a macetas al borde del amanecer.
Yo, calladito,
extrañando, imagínate, hasta el aroma
que aún no te encuentro.
2 comentarios:
me gustó mucho
Me gusto. A quién extrañas?
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