Y si coincidimos en la descripción. Qué si nos adivinamos las frases que soltamos y los aromas, entre velos, que hemos tenido tantas veces antes y ahora, tan nuevos, los descubrimos mezclados en la ausencia. Qué si dormimos tres horas o doce. Si los cigarros, la neblina o los abrazos.
Qué si otra vez hacemos eso que hacemos cuando la noche avanza a un paso constante y soberano. Si compartimos, solo por instantes, la misma ansia y el mismo parpadeo. Qué si nos respiramos mutuamente. Qué si ya es tarde y otra vez es un recuerdo y estas letras.
Qué si estar echados es más cómodo y si conversar no es mejor que andar callados por el mismo lugar. Qué si nos vemos allá donde somos tú y yo y no acá, donde sospechamos serlo. Y qué si sabíamos desde antes todo esto. Si el poeta fue profeta y si la canción nunca sonó. Qué si no te describo en una sola línea y aún así lo acabo de hacer en cada letra. Qué si el quizá es un también.
Qué, dime, si estos dos que somos es uno y viceversa.
miércoles, abril 29, 2009
domingo, abril 26, 2009
Bienvenida
Corro –paraíso del árbol, abrazo,
propiedad del tiempo–
hacia la puerta, el viento echa atrás mi cabello;
afuera, me ves. Ya no estás.
El viento echa atrás mi cabello.
La hoja última de la rama se desprende.
Atrás –con el viento– la rama, la hoja.
propiedad del tiempo–
hacia la puerta, el viento echa atrás mi cabello;
afuera, me ves. Ya no estás.
El viento echa atrás mi cabello.
La hoja última de la rama se desprende.
Atrás –con el viento– la rama, la hoja.
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